domingo, 25 de agosto de 2013

Crónica patánica ICAM: em fa mal la panxa, pero no me duele la tripita



Nuestros amigos del sindicato SiPcte de Correos y Telégrafos, precursores del patanismo sindical, nos han trasladado esta queja (en el formulario aparece tipificada como Suggeriment/ Sugerencia) presentada ante el ICAM, es decir, el Institut Català d’ Avaluacions Mèdiques i Sanitàries. Pasamos a reproducirla íntegramente:


“Hemos solicitado en el ICAM informes y dictámenes médicos en castellano, para recurrir alta médica y para que los tenga la paciente. Se nos informa que no se nos facilitarán hasta septiembre (hoy es 7 de agosto) porque no tienen traductores. Retrasan el recurso y sus consecuencias por falta de traductores en verano. Si le hubieran preguntado a la paciente, que es de Jaén, nos evitaríamos esperar hasta septiembre. Solicito indiquen por qué no se pregunta a los pacientes en qué lengua quieren los informes”




El caso interesa a una trabajadora procedente de la provincia de Jaén, temporalmente destinada en Cataluña. No conocemos la patología de la paciente, por ser materia confidencial, pero sí sabemos que las bajas médicas, cuando son denegadas, requieren informes de contradicción si el afectado así lo desea. Además, esos trámites deben ser cumplimentados con prontitud, pues una demora excesiva puede ocasionarle graves perjuicios. Eso lo entiende cualquiera… salvo las lumbreras del organismo evaluador.



Pero hete aquí que los servicios médicos del ICAM entienden que han de redactar el papeleo íntegramente en la lengua co-oficial de nuestra comunidad, también cuando se trata de trabajadores en tránsito. Lo mismo da que el paciente sea de Calasparra o de Calahorra.



La administración ha de preguntar al administrado en qué lengua oficial quiere los formularios o lo que fuera menester… pues como si lloviera. Los evaluadores del ICAM, personas capacitadas, a priori, para hablar en español, y redactar documentos en esa lengua, no obstante, obedientes a consignas de la superioridad o a una obcecación voluntaria, prescinden de esos conocimientos idiomáticos que sí tienen para pedir una aspirina, si les duele la cabeza, cuando están de vacaciones en las playas de Huelva. Proceden, pues, a una suerte de amputación o auto-mutilación, a lo bestia, de su inteligencia… la que tengan.  



Esto nos hace pensar que entre los conductos del aire de las dependencias del ICAM se ha instalado un virus, una bacteria dañina que ocasiona considerables trastornos a sus moradores habituales. Una bacteria potentísima, resistente, inmune al sentido común. Hasta la fecha se ignora el tratamiento a prescribir. En definitiva: em fa mal la panxa… pero no me duele la tripita, al menos hasta septiembre.   

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