sábado, 19 de abril de 2014

Crónica patánica Nova Terra Lliure: el huevo de la serpiente



En El huevo de la serpiente nos cuenta Ingmar Bergman cómo se incuba el nazismo en la Alemania de los años 20 del pasado siglo. La cáscara del huevo es casi transparente y se atisba dentro a la germinal alimaña, que entonces parece una cosita completamente inofensiva, un diminuto y gracioso Allien. El bichito tiene una retirada a Roger Guarch, de veintidós abriles, que es DJ y le gusta la música dance. Roger Guarch es el ideólogo de Nova Terra Lliure y desde el púlpito de Kit Radio llama, tal cual suena, a cazar españolitos e inaugura su listado homicida con Alicia Sánchez Camacho, Enric Millo y Albert Rivera. A la criatura la opresión en la que vive se le hace insoportable. Pobrecito.

Nova Terra Lliure pretende militarizar esas masas aborígenes abducidas por la psicopatología colectiva del odio intensivo contra España inoculado a los críos, sin
tasa ni medida, en la escuela adoctrinadora, y al paisanaje desde los medios públicos de comunicación. Los mensajes del tipo España nos roba, España nos oprime, repetidos de manera obsesiva, paroxística, estos últimos años, dan sus frutos y la zombización indígena avanza sin freno. Roger Guarch y su Nova Terra Lliure son el huevo-probeta al que se refiere otro ilustre patán, el tartalari Tardá, cuando dice, y sabe de lo que habla, que la oposición al proceso separatista y al mantra tantas veces repetido de la supuesta voluntad de todo
un pueblo
puede generar episodios violentos. 


Ese mocosuelo, que por edad aún debería estar jugando con los Cliks de Famobil, o mirando de tapadillo revistas de señoritas en bikini, aspira a musicar, desde su emisora, nuestra gran degollina local. Quiere conducir los sentimientos levantiscos de esa nutrida legión de patanes soberanistas sometidos a un autoengaño para adultos persistente y delirante, trocando su micrófono en machete, como esos agitadores de la tristemente célebre radio de Las mil colinas, instigadora del espantoso holocausto ruandés. Ya saben, hay que talar los árboles altos, es decir, los tutsi, que en estas coordenadas da hay que cazar españolitos

El chico boquimuelle recula en una entrevista radiofónica y afirma, ya lo hizo en los mismos términos ese memo de Jair Domínguez, autor de la letra del Chiki-chiki que Buenafuente llevó a Eurovisión, el mismo que disparaba risueño en un programa del Canal 33 contra retratos del Rey y de Salvador Sostres, que la violencia es la última opción. No es un matiz demasiado tranquilizador, pues es probable que su cabecita no dé para demasiadas opciones, ni últimas ni primeras. Roger Guarch asoma por la cáscara rota del huevo mientras los artífices del disparate, llegado el caso, se lavarán las manos como Pilatos y se quitarán de en medio aduciendo aquella falaz teoría del desbordamiento popular que ya denunció Pla en sus Crónicas Parlamentarias desde Madrid durante la segunda república y que nos llevó a la charlotada de octubre de 1934, anticipo de una tragedia aún mayor.  

sábado, 5 de abril de 2014

CEO (2) fórmula del dióxido de carbono o Centre d’Estudis d’Opinió



CO2 es la fórmula del dióxido de carbono, molécula compuesta por dos átomos de oxígeno y uno de carbono. Es de lo poco que se nos quedó en la cocorota tras pasar por clase de Física y Química. Respiramos oxígeno y devolvemos CO2 a la atmósfera. Es el producto sobrante del proceso respiratorio, tan residual como el metano. CEO es un acrónimo y la fórmula del gas atorrante que expulsa el gobierno de la Generalidad para adormecer a la ciudadanía que, con sus impuestos, sufraga los costes del organismo llamado Centre d’Estudis d’Opinió. La exposición continuada a esa emanación dañina, una suerte de zykon-b intelectual, puede provocar en un individuo sano el colapso cerebral definitivo. No deja una neurona entera, arrasa con todo. 

El CEO es el mismo ente (ente es una buena definición) que días antes de las últimas elecciones autonómicas, año 2012, pronosticó, gracias a sus cocinados sondeos, la friolera de 71/72 diputados para CiU, quedando finalmente en 50 y otorgándole, ahí es nada, una sobrerrepresentación del 30%. Cocina pero de la creativa… una cocina más que elaborada, requemada, de las que precinta Alberto Chicote en su programa de TV, de tanto churre pegado a los peroles con la viscosidad del chapapote.

Su último estudio (o receta, por continuar con la analogía culinaria) es un sondeo demoscópico sobre la independencia y el resultado, elemental querido patán, cumple la función para la que fue creado: darle oxígeno al gobierno de Mas. El cuestionario, 1.600 personas componen la muestra, se formuló a finales 2013, justo cuando se debatía en una patética verbena la famosa pregunta que fue duplicada, finalmente, en una maniobra redundante y de una imbecilidad supina: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado?... Y si es así: ¿Quiere que sea un Estado independiente? Estando así las cosas, el separatismo, según el CEO, repunta del 54% a casi el 60. Y la opción contraria, del 21 al 28. Según dicha encuesta las opiniones se polarizan. Sorprende, viendo el rumbo editorial de los medios de comunicación públicos, TV3, BTV, y de los semipúblicos, 8TV, que el índice de afinidad a las tesis separatistas no alcance la unanimidad a la búlgara del 99%. También se infiere que el incremento de ambas opciones antagónicas se ha producido a costa de los indecisos, esto es, de los aturdidos dirigentes del PSC.

Da en la nariz que el vector pro-independencia ha sido inflado, y así lo denuncian algunos partidos y asociaciones tras mirar someramente el desglose de recuerdo de voto de los participantes en la encuesta, en la que más del 28% dice haber votado a ERC, noviembre 2012, cuando en realidad el partido de Junqueras obtuvo el 13’9%... lo que da una idea aproximada de la deconstrucción en cocina del sondeo de marras que ni Ferrán Adriá. Convivencia Cívica cifra ese desfase, y se queda corta, en un 25%. 

Intuimos que, por cansancio y por la falsía de los argumentos esgrimidos (que estaremos en la UE desde el minuto uno, pues Europa nos aguarda con los brazos abiertos, que tendremos euro, que desaparecerá la pobreza, se rebajará la afectación del cáncer y el recibo de la luz se abaratará de lo lindo), la inflación burbujeante del alma separatista, en un caso único en el mundo de autoengaño colectivo que interesa a la psicopatología de masas, ha tocado techo y comienza a retroceder.

Va de suyo, esas encuestas siempre darán más, más oxígeno, más separatismo, aunque pretendan apuntalarlas en las coordenadas de la veracidad mostrando, al mismo tiempo, un aumento de la posición contraria. Y así veremos de aquí a un par de encuestas, y si no al tiempo, que la opción a, el separatismo, llegará, por caso, al 65%, y la opción b, al 40%. La pega estará en que, sumadas, arrojarían un total del 105% aritméticamente imposible. Aun así, habrá quien se lo trague, pues nuestros patanes aborígenes son legión, crecen y se multiplican y no se conocen límites a su credulidad.