Dice Artur
Mas: los enemigos de mis enemigos, son
mis amigos, sin duda porque recuerda los bailes que se pegó con la primera
dama, Helena Rakosnik, cuando novios, gracias al éxito picante del grupo musical
Objetivo Birmania titulado Los amigos de mis amigas, son mis amigos… muchos años antes de que
una de sus componentes, Lola Baldrich, nos alegrará la vista con su posado en Interviu, exhibiendo su magnífica
retaguardia (tenemos las fotos).
Artur Mas y
sus asesores han encontrado una fuente de inspiración en controvertidas figuras
de nuestro pasado, como el conde don Julián y el obispo de Sevilla, don Opas,
destacados protagonistas de la ruina de la monarquía goda. El paralelismo
requiere una breve explicación. El conde don Julián, a la sazón gobernador de
la plaza de Ceuta, estaba enemistado con don Rodrigo, al decir de las crónicas,
por el ultraje de su hija Florinda La Cava a manos del último rey godo.
Despechado con el monarca, puso sus naves al servicio de Tarik para que éste,
con sus huestes mahometanas, cruzara el estrecho y desembarcara en la
península. Don Opas, partidario de Akhila, candidato al trono, hijo del difunto
rey Witiza, anduvo en tratos conspiratorios con don Julián y con el caudillo
árabe Muza para derrocar a Rodrigo, vencido al fin en la batalla de Guadalete.
Esta vez el
ataque se cocina por la retaguardia, aunque no la misma que la de nuestra
idolatrada actriz Lola Baldrich. Los invasores musulmanes, ahora llamados yihadistas, no cruzan el estrecho, sino
que sientan sus reales a mantel y cuchillo, es decir, subvención que te crío,
en la corte provinciana de la otrora llamada Marca Hispánica, donde el conde no es don Julián, si no Godó, el de
La Vanguardia.
Mas, a
través de Ángel Colom, su comisario plenipotenciario para el reclutamiento de
asociaciones de inmigrantes a favor de la causa llamada soberanista, embolica que fa
fort, ha fichado sucesivamente a personajes del calibre del marroquí
Noureddine Ziani, presidente de la fundación Nous Catalans, favorable a la independencia de Cataluña, y agente
secreto al servicio de Rabat, expulsado por el gobierno español, y al
paquistaní Khalid Shabaz, alias Chuhan,
candidato en el puesto 79 en la lista de CiU por Barcelona en las elecciones
autonómicas de 2011, detenido recientemente en virtud de sus vínculos con el integrismo radical.
Todos ellos
pretenden el debilitamiento de España, los unos para obtener más ventajas
económicas, o la separación, según toque, y los otros para trocearla y de ese
modo reinstaurar a medio plazo la fe islámica en el perdido y llorado
Al-Andalus. Y por esa razón, confluyen táctica y amigablemente. La nueva divisa
es El odio a España es grande, y Artur
Mas su profeta, que es la shahada o profesión de fe que han de
pronunciar en la hora presente los musulmanes afincados en Cataluña. Tras los
fichajes fallidos de Ziani y Chuhan, no
sería cosa extraña que Mas suspirase por contar con el respaldo de Abubakar
Shekau, líder de Boko Haram, sólo que el fulano en cuestión anda muy ocupado
secuestrando niñas.
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