Fiat lux es una locución latina que literalmente significa «Qué se haga la luz»
Artur
Mas, ungido por el Altísimo, separó las aguas del mar Rojo. Abrió los brazos en
un gesto amplio, telúrico y genesíaco (uno de esos gestos con los que Dios en
su trono celeste, arqueando ligeramente sus cerúleas cejas, crea un mundo, un
universo, una galaxia entera)… y las aguas hendidas se abatieron sobre los
ejércitos del malvado faraón. Dijo fiat
lux… e hízose la luz. En ese momento crucial para el pueblo elegido en su
travesía del desierto hacia el Shangri-La de la independencia, Artur Mas estaba
a punto de entrar en éxtasis, tras danzar como un sufí, como un derviche
giróvago de Konya (no es coña), con música, no de Núria Feliu en los
auriculares, sino sintonizando Fata
Morgana de los Dissidenten una y
otra vez, de manera obsesiva. En ese instante podría haber dejado encintas a
diez mil doncellas sólo con mirarlas.
Fiat lux: la luz también se
ha hecho indepe. En efecto, si se
proclama la independencia, dicen, el recibo de la luz se abaratará un 15% por
arte de birlibirloque. ¿Será por qué somos productores netos de energía? ¿Por
nuestra capacidad hidroeléctrica insuficientemente explotada, contando con
cursos fluviales como el río Besós, parejo en caudal al Amazonas, Nilo, Volga o
Danubio?... No olvidemos, así se lo cuentan a nuestros chicos en la escuela,
que el Ebro es río catalán, pues aunque nace
en tierras extrañas, desemboca cerca de Amposta. ¿O será por la ingente
energía eólica que produce el viento de
tramontana que tan a menudo barre el Ampurdán
y le trastoca el magín a más de uno?
O
quizá se trata de mero oportunismo tras el disloque de estos días pasados con el lío mayúsculo del déficit de la factura
eléctrica, de las subastas intervenidas por inversores extranjeros, de las
riñas en plan Pimpinela de los
ministros Soria y Montoro, y de la carestía final del recibo de la luz, con su
apartadito pagadero a 20 años, o más, por mor de las generosas subvenciones a
las renovables y al carbón. Pero, al quite, ojo avizor, guiando nuestros pasos
en medio de las tinieblas, los incansables propagandistas del separatismo,
metidos a soberanistas energéticos, no pierden comba para meter cuchara en el
potaje y persuadirnos de que una Cataluña libre de España, lo sería también de
sus tasas eléctricas. Y habrá patanes, legiones enteras, que estarán dispuestos
a tragar, pues la credulidad del paisanaje abducido por TV3 es para nota. Total,
si nos dicen que Europa nos espera con los brazos abiertos, que Obama avala el
proceso indepe con su silencio o que
el fichaje de Neymar fue una ganga… y cuela… pues eso, fiat lux.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas
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