
Se deduce por el contexto que no se trata en realidad de una degenerada promoción
para paladares extraviados, sino de una operación inmobiliaria, vale que de muy
bizarro aspecto. Sin duda el propietario quiere
vender su piso, pero redactó el texto en un híbrido idiomático infumable…
acaso potable para aquellos espíritus que hozan a sus anchas en la inmundicia
del estercolero. PISO EN VENTA,
habría sido la fórmula adecuada, pero el
propietario temió que, por integrar su mensaje el paisaje comercial, los
inspectores lingüísticos de la
ACAC (Agència Catalana de Consum) que recorren nuestras
ciudades, le multaran por exhibir en la vía pública una pancarta escrita en la
lengua maldita.
PIS EN VENDA es la forma
normativa en lengua catalana, tanto para vender el piso como para vender el
excedente urinario. Pero… quién sabe si el vendedor no miente y su afán es
arrojar sobre la potencial clientela una abundante y poliúrica micción… acaso
porque es aficionado al porno al gusto alemán, que lo hay, como hay en los
colmados pepinillos agridulces encurtidos a la manera tudesca. Esa modalidad pornográfica,
dicen, se debe a ese hábito tan extendido entre los varones centroeuropeos: la masiva ingesta de cerveza, tan
diurética. Y a una conducta enquistada de nuestro pasado animal, pues son
muchos los vertebrados superiores que marcan su territorio mediante ese
mecanismo de aspersión renal.
No hay peli alemana de dos rombos que no contenga uno de esos numeritos.
En la intimidad cada uno hace lo que le place, y a causa de tan pintoresca
tradición erotómana no pocas alemanas saben lo que se les viene encima si les
sale un marido caprichoso. Vete a saber si la mismísima frau Merkel le permite ciertas licencias a su amante esposo. En
fin, dejamos aquí esta crónica más escatológica que patánica… pues de tanto
hablar del asunto, me han entrado ganas de ir al baño… por cierto, no está en
venta… ni en venda.
Piso en zona Pueblo Seco, junto a Paralelo. Los teléfonos del anuncio han
sido suprimidos